¡Tequila!


( A ritmo de:
Si quieres tomar tequila,
Se necesita limón y sal
Be careful with Margarita
Esta loca, she blows your mind
Si quieres tomar tequila,
Se necesita limón y sal
The party, nunca termina
Continues en el hospital)

Una posada radiofónica en La Casona al sur de la ciudad de México, barra libre, bandas de rock indie en vivo, incluso una pequeña pasarela, y yo con un gorrito hippie de los que hace 6 años vendía en la prepa para mantener a la comuna en la que vivía con otros once y que ahora resultaba muy chic con toda esa onda hipster; todo esto y unos tacones “levantapompas” (según mi querido rommie metrosexual) formaban el perfecto ambiente de frivolidad para que yo decidiera emborracharme y simplemente seguir con el mood del evento.

A modo de introducción a los mares del sur



Hoy me levanté feminista. Más que feminista me desperté humanista, libertaria, humanista/libertaria ó como se quiera leer. No es posible (bueno si lo es porque pasa), pero me refiero a que no es justo ni razonable ¡que está jodido pues!, dos cosas; que las mujeres pasemos la mayoría del tiempo pensando en nuestra vida amorosa y que escojamos parejas por mera soledad, está segunda no es exclusiva de las mujeres sin embargo la soltería femenina si es más “castigada” socialmente que la masculina y por eso muchas veces nos sentimos obligadas a no permanecer mucho tiempo en este estatus, mientras que los hombres son playboys, las mujeres son solteronas amargadas o brujas con verruga y todo. Esta reflexión no aparecía de la nada, ni siquiera sólo de la reflexión post última conquista, si no de año y medio de mismísima encarnación de ambas situaciones, de varios años anteriores solo de la primera y de toparme constantemente con ambas en las caras de amigas queridas y otras no tan cercanas.

¿Besos frívolos o españoles?





Dicen que las españolas cuando besan, besan de verdad y no les interesa besar por frivolidad… Bueno no soy española, y a través de los años he besado a unos cuantos españoles y hombres de algunas otras nacionalidades por frivolidad y no me ha parecido del todo mal. El caso es que cada vez es más difícil que esos besos se acerquen al corazón y me es especialmente confuso que a los incautos receptores y emisores de estos besos les sigan pareciendo “apasionados”. ¿Será acaso entonces que nunca he dado un beso de verdad y por eso siguen “sintiéndose” igual aunque emocionalmente se sientan más que vacíos? Los sigo disfrutando físicamente, pero simplemente no es igual. ¿Será que son lo mismo? Acaso… ¡¿Existen los besos de verdad?! Los que te hacen sentir mariposas en el estómago, las piernas temblar y suspirar sin cesar…

Nada, todo, otros...







Repentinamente comenzó el verano; transformando al mundo con dos días de calor; estaba en la montaña, muy cerca del corazón del lugar más cálido que nadie me hubiera provísto jamás. Una choza de madera muy cerca de una ciudad pero lejana, muy lejana a ella, era todo lo que había, por cuanto civilización se entendiera, en ese momento, espacio, lugar...


Terminando el sendero de nuevo en la realidad, en la profundamente patética realidad, tomé un camino del que me di cuenta, me había servido demásiadas veces, de modos muy diferentes, con Mares muy distintos, cada vez.

Confiar en los desconocidos

Crónicas de andanzas en el centro histórico






Confiar en los desconocidos no solo es confiar en el “otro”, el extraño, el extranjero…, sino también en uno mismo. Cuando se fía uno de alguien, se crea un ambiente de esperanza en la mutua empatía que ese momento puede crear en los participantes. Y deja de lado prejuicios en las formas de relacionarse con los otros y con el mundo. Lo deja a uno, pues, en libertad de formar su propio camino y solo disfrutar el viaje…

Noviembre



Pues si hubo muchos cambios a partir del verano pasado, pero el cambio de ciudad no fue uno de ellos. Es la razon de que este blog allá sido nuevamente olvidado, pero ya con un orden cada vez más feliz en mi vida, estoy retomando este espacio.

"Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás"
Karl Marx en el Manifiesto del Partido Comunista