Piccola notte



Lo mío, lo mío, no es lo internacional pero de alguna manera se me ha dado. Soy más bien de gustos hispanos o más exactamente me gustan mexicanos y españoles. Cabello negro y largo, ojos grandes, oscuros, narices grandes, barbas interesantes y pieles un tanto claras; altos. Usualmente el nihilismo pseudointelectual es mi veneno de elección. Pocas veces se encuentran estos dos tipos de atributos juntos, de hecho solo una vez. Sin embargo eso nunca ha sido un impedimento para que pruebe el afirmar o quizas negar este gusto en particular.
En un primer momento me eche para atrás cuando el Bello ragazzo se inclino de subito para besarme al tiempo que lo preguntaba. Los dos rojos de las caras nos avergonzamos de la situación. Fue el momento; appassionato, decia el.
Era un cliché del romanticismo italiano, bailando por las calles del centro agarrados de las manos por entre las horas de la pequeña noche, besándonos en cada farol bajo el cobijo de una noche inusualmente estrellada que él narraba por momentos como si recordara una escena de película romántica de los cincuentas. Para deshinibirnos habiamos empezado con uno de esos peligrosos juegos de manos, la fricción entre dedos desconocidos siempre es algo sugerente de los movimientos amatorios y los nuestros habian sido muy minuciosos entre ellos.
Al llegar a la Isla, apenas nos besamos en el umbral de la puerta y ya quería sentir sus manos sobre mi cuerpo. Me desnudó tranquilamente como quien abre un regalo ya sabiendo su contenido, lento pero igualmente complacido. Baja hasta la abertura de mis pantalones y me besa deliciosamente en mi sexo. Hasta ahí todo perfecto y alucinante. Como es costumbre y sin poderlo evitarlo aunque quisiera, grito mucho y me muevo con placer ante la espectativa de la experiencia y las pequeñas pistas ya sentidas. Sin embargo una frase violenta se presenta; —¿Sabes? Me he venido sólo de tocarte. Incrédula, me subo sobre el e intento seducirlo con movimientos cadenciosos, pero no da resultado para ninguno de los dos aunque disfruto verle la cara de embeleso y oirle sus ruidos por debajo mio. Se le escapa un “te quiero” y lo invito a mi cama a repetir la operación. Tendidos en ella como si la hubieramos compartido anteriormente, desistimos de los esfuerzos sexuales y cerramos los ojos. Un tanto despues insiste en hacerme llegar al orgasmo pero es inútil, el encanto se ha ido.
A la mañana me despierta con jugo de naranja, crossants y té negro en la cama. Perfecto, pensé. El aire matutino que entra por los balcones completamente abiertos de la Isla de la Sta. Veracruz se disfruta mucho desde la cama y el día es claro y luminoso. Me encantan los momentos asi en la Isla; tan apartados del tiempo, de la ciudad, de la cotidianidad; pedacitos de nirvana ahí mismo, en el centro del caos nacional. Me quedo a leer en la cama, mientras el tontea en el ordenador desde la sala, no hay trabajo urgente y pone a Bob Marley de fondo; ¿Is this love?
Se despide en la puerta de entrada pidiendo un abrazo además de un tierno beso, me hace sentir terriblemente insensible, como una amante desconsiderada y poco cariñosa; no compartida, no entregada, no amorosa.
Justo unos días después conozco a El mar; me hace sentir lo mismo.






1 comentario:

Wods Katzenschwarz dijo...

Intenso! Ya no quiero seguir leyendo con ese fondo negro! ! ! Algunas faltillas a la grafía, tal vez nada de consideración; leí algo que no me gustó. A mí algunos hombres y mujeres me han dicho que les gustan más altos y yo no soy alto. . . Supongo que es sólo un cliché y nada más ¿Qué palabra esa verdad? En fin, me despido y luego seguiré. Espero que se dé una vuelta por mis blogs. GRACIAS! ! !


"Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás"
Karl Marx en el Manifiesto del Partido Comunista